Nuestras conservas de Bonito del Norte, se elaboran siguiendo un cuidadoso proceso artesanal, aprendido y mejorado a lo largo de cinco generaciones. Este "saber hacer" unido a una exigente selección de las mejores materias primas, consiguen que nuestras conservas tengan una calidad excepcional.
La primera fase de todas es la selección a pié de puerto de los ejemplares más frescos y mejores. Rápidamente, se trasladan a la fábrica donde, de nuevo, se supervisa su frescura y calidad y se clasifican en función de su tamaño.
De forma manual se les quitan las tripas y la cabeza. A continuación se cuecen a una temperatura aproximada de 98º unas tres horas. Luego se lavan y se dejan enfriar.
Se colocan los bonitos en bandejas y, uno a uno, se les quita la piel, espinas y grasas. Una segunda limpieza elimina cualquier mancha oscura que haya podido quedar. A continuación, se separan los lomos, del cogote y de la ventresca.
Esta fase de limpieza, absolutamente manual, es muy importante. La destreza y experiencia de nuestras manipuladoras, más un seguimiento constante, logran eliminar todos los "desechos" sin dañar apenas el pescado y consiguen troncos íntegros y perfectamente limpios. Esto es, en parte, lo que hace que nuestras conservas de Bonito tengan ese aspecto excepcional, de carne blanca, sabrosa y apetitosa de la que hacen gala.
Ya está el pescado listo para que manos profesionales puedan ir embotando este delicioso producto del mar en latas o en tarros de cristal.
Una vez colocados los lomos, cogote o ventresca, se cubren con aceite de oliva especialmente seleccionado o alguna de nuestras salsas y se cierran herméticamente. El aceite aporta una textura suave y jugosa a nuestras conservas de Bonito.
A continuación se lleva a cabo una de las fases más importante del proceso, la esterilización. La lata o el frasco es sometido a temperaturas de 118/121º durante el tiempo que requiera el tamaño del envase. La esterilización de los envases garantiza que el producto se conservará en perfecto estado y mantendrá sus valores nutricionales con absoluta pureza. Por último se procede a la fase de etiquetado, codificado, embalaje y paletizado.
Es importante señalar que cada bonito es sometido a estrictos controles de calidad e identificado desde su origen a lo largo de todo el proceso. De esta forma en todo momento podemos identificar cada lata o tarro de nuestro producto y nos aseguramos de que todas nuestras conservas sean de una calidad excepcional.